don’t Lie, Observe, spread the “joie de Vivre” and Enhance your alliances

Es en momentos de máxima fragilidad emocional cuando las marcas deben mostrar un respeto sepulcral por sus audiencias y evitar comunicar en cualquier momento, dejándose arrastrar por la presión de las redes sociales. En los entornos digitales, los impactos planetarios en la agenda global nos hacen correr demasiado a menudo como pollos sin cabeza. Por eso las marcas deben ser cuidadosas y especialmente selectivas. El silencio perpetuo no es el mejor aliado, pero tampoco la sobreactuación inconsciente.

En cuanto al turismo, es irreal pensar que los mercados se recuperarán de la noche a la mañana con una avalancha de visitantes extranjeros. También en este ámbito las marcas consolidadas -ya sean destinos o agentes privados- saben que la economía se recuperará de manera concéntrica. Como un bebé que empieza a andar en pequeños pasos y sujetándose donde puede antes de apretar a correr, la industria del turismo se recuperará por la contribución de los mercados inmediatos y los vecinos más cercanos. Los mercados nacionales, el turismo de proximidad, sostendrá la industria durante las primeras semanas posteriores al «stand by».

En los países más golpeados por la crisis del coronavirus, son múltiples las campañas que se están poniendo en marcha desde administraciones y asociaciones empresariales para activar el consumo, el ocio y el turismo de proximidad una vez la rueda vuelva a girar.

Para las marcas, ahora es el momento de cuidar los públicos (tanto internos como extenso) y -si se me permite ser un poco naif- mostrar amor.

L. Don’t Lie. Ciudades como Madrid no han tenido ninguna duda a la hora de presentarse sin maquillaje ni artificios en la campaña institucional«Juntos nunca hemos perdido. Gracias, Madrid» . Durante los días de confinamiento, mostrar las ciudades desiertas no es contraproducente; al contrario, revela la fortaleza de sus ciudadanos y ciudadanas. No es el momento de mostrar paisajes deslumbrantes. Mostrar los territorios naturales y hasta cierto punto vulnerables no es una mala estrategia. Es una decisión que sin duda humaniza los destinos e instala en la conciencia de los futuros viajeros la importancia de preservarlos.

O. Observe. La monitorización constante de las redes sociales, las tendencias de los medios de comunicación y las dinámicas de las conversaciones globales nos indican los estados de ánimo de las sociedades. Conviene estar atento a los hashtags y su evolución en tiempo real para saber cuál es el mejor momento (y el mejor medio) para comunicar.

V. Joie de Vivre. Celebremos la vida, las pequeñas cosas de la vida. La vida será difícil una vez la rueda vuelva a girar en las respectivas economías. No despreciemos la realidad, pero es hora de mostrarse confiados en que el día a día nos mostrará el camino. Desde algunos ámbitos se estigmatizará a la industria del turismo. La actual crisis cambiará la fisonomía de ciertas empresas, es cierto, pero el turismo resistirá. El deseo de conocer y experimentar para enriquecerse vitalmente continuará siendo una de las principales aspiraciones del ser humano.

E. Enhance your alliances. Los engranajes de las organizaciones volverán a girar gracias a las pequeñas aportaciones de los proveedores, los clientes, los trabajadores, los socios … Más que nunca el cultivo de los «stakeholders» es fundamental para el futuro de las organizaciones.

El amor es un acto de generosidad.

Y es cierto que ahora las prioridades de las ciudades y los territorios es mostrar amor hacia sus ciudadanos y cuidar sus estructuras productivas para minimizar el impacto económico de la parada técnica que estamos sufriendo. 

Pero no es menos cierto que el periodo de confinamiento se superará. Todas las marcas aprovechan estos días el «stand by» para mirarse en el espejo y hacer proyección de escenarios. Las ciudades y los territorios también deben ponerse al día, definir estrategias y construir relatos para instalarse en el «top of mind» de los futuros viajeros. Las crisis sólo son oportunidades si tenemos una mentalidad abierta para asumir los fracasos y un irrefrenable deseo de aprender y de mejorar.