El año 2017 ha sido declarado por la ONU como el Año del Turismo Sostenible. La efeméride ha servido para que todo el mundo emerjan iniciativas que conducen a reflexionar sobre un concepto que sin duda es determinante para el mantenimiento de nuestros paisajes.

Uno de los lemas escogidos para comunicar las iniciativas alrededor del Año del Turismo Sostenible ha sido «Travel. Enjoy. Respect». El eslogan me parece acertado. El anuncio que vehicula la campaña tiene un eje vertebrador, la voluntad de fomentar el respeto por las culturas y los paisajes del planeta.

El vídeo se compone por una primera parte elaborada con fotografías de paisajes de todo el mundo y retratos de personas de diversas comunidades; en una segunda parte, diferenciada de la primera porque el sonido ambiente se hace evidente, la imagen en movimiento toma el relevo como material preeminente del spot. En este caso se trata de perspectivas que ilustran vehículos adentrándose en paisajes que invitan a la aventura: una carretera de tierra, una travesía por mar -con un velero y un globo en cuadro- y un vehículo circulando por una carretera asfaltada. El anuncio cierra con el eslogan de la campaña y los logotipos de las instituciones implicadas en su difusión.

A lo largo del anuncio, que dura poco más de un minuto, una serie de mensajes en texto superpuestos a la imagen aportan reflexiones sobre el espíritu que debería guiar la conducta de los viajeros. Estas reflexiones podrían resumirse en curiosidad para entender y respeto por aceptar las particularidades de los lugares y las personas que visitamos.

En términos generales, no hay duda de que el lenguaje audiovisual tiene una gran responsabilidad en estimular nuestro deseo por conocer lugares. Algunos estudios certifican que la difusión de contenidos audiovisuales promocionales a través de las redes sociales tiene una gran influencia en las elecciones finales de los viajeros.

No hay que olvidar que las personas retenemos un 10% de lo que leemos, un 20% de lo que escuchamos y un 80% de lo que miramos. Un dato para la curiosidad. Se calcula que, en 2018, más de un millón de minutos de vídeo se publicarán en Internet. Esto significa que el ser humano necesitaría 5 millones de años para ver todo el contenido que se publicará cada mes del año.

Justamente porque el audiovisual es un lenguaje determinante para configurar los imaginarios sobre los lugares, es primordial que los creadores que llevamos a cabo proyectos de comunicación turística hagamos una reflexión sobre la importancia de nuestro papel.

Demasiadas veces, los productores nos forzamos a asumir los encargos de nuestros clientes aportando innovaciones técnicas que tal vez no están totalmente justificadas ni por el guión ni por el espíritu del lugar que tenemos que comunicar. Tras todo ello no sólo está la búsqueda del impacto del ojo observante, sino también la necesidad de cumplir unos determinados objetivos de márketing.

La técnica ha permitido obtener puntos de vista sorprendentes -las vistas desde drones- y efectos visuales sorprendentes -los time lapse- por un coste asequible. Parece que todo vale para convertir la pieza que estamos elaborando en memorable. Perseguir y trasladar la belleza de un lugar no es malo, al contrario; se nos paga por ello justamente, pero no hay que caer en la impostura de vender una imagen irreal de los lugares ni -muy menos- de alterar los espacios que vamos a retratar.

El equilibrio es difícil, pero mi experiencia de más de 15 años produciendo y realizando piezas audiovisuales para mostrar paisajes naturales y humanos me ha llevado a asumir que sólo hay un camino: documentarse ampliamente sobre el lugar y experimentar- a conciencia para luego comunicarlo con criterio y sensibilidad.

El objetivo último del lenguaje audiovisual es el mismo que el de cualquier arte, emocionar. En el audiovisual turítico, a la búsqueda de la emoción se añade el deseo de fomentar el descubrimiento. Pero más que en cualquier otro tipo de piezas, en el audiovisual turístico hay que conectar con la esencia de los sitios para comunicar con criterio.

En la entrega de trofeos de la primera edición del festival de audiovisual turístico terres Catalunya, celebrado en Tortosa a principios de junio de 2017, uno de los máximos expertos en Turismo Sostenible del mundo, el profesor holandés Swen Waterreus, expuso la necesidad de que cada persona sensibilizada por el desarrollo sostenible integre este concepto en su día a día de la misma manera que, por ejemplo, puede llegar a integrar los patrones de una dieta saludable. «Si los asumes con esfuerzo y tenacidad, al final ya no tienes que pensar en ellos porque forman parte de ti».

¿Qué puede hacer un productor audiovisual para contribuir a la sostenibilidad de un espacio que debe documentar? Se me ocurren unos cuantos ejemplos, tales como contar con profesionales de la región dentro del equipo o contratar el catering a empresas locales e incluso asegurarse de que en su elaboración se usan productos de la zona. Todo ello, herramientas para contribuir a la producción de piezas audiovisuales alineadas con los criterios del desarrollo sostenible.